Sí
Nuestra casa
de espacios vacíos
duele en los ojos.
Nos despierta el silencio
cuando lame (como perro)
la palma de nuestras manos
quietas.
Es atroz
el peso de la nada.
Abrimos la ventana y no está
la enredadera.
Nos sentamos a la mesa y no están
los platos.
No está el patio
en el patio.
La esperanza
de días templados
con bicicleta
y caligrafía perfecta
no llena
no completa
no aliviana.
Nuestra casa vacía
un jalq’a
nos duele
baila sin música
nos aúlla
en alguna esquina
el silencio
en el alma.
de espacios vacíos
duele en los ojos.
Nos despierta el silencio
cuando lame (como perro)
la palma de nuestras manos
quietas.
Es atroz
el peso de la nada.
Abrimos la ventana y no está
la enredadera.
Nos sentamos a la mesa y no están
los platos.
No está el patio
en el patio.
La esperanza
de días templados
con bicicleta
y caligrafía perfecta
no llena
no completa
no aliviana.
Nuestra casa vacía
un jalq’a
nos duele
baila sin música
nos aúlla
en alguna esquina
el silencio
en el alma.