viernes, junio 30, 2006

Nuestra casa
de espacios vacíos
duele en los ojos.

Nos despierta el silencio
cuando lame (como perro)
la palma de nuestras manos
quietas.

Es atroz
el peso de la nada.

Abrimos la ventana y no está
la enredadera.
Nos sentamos a la mesa y no están
los platos.
No está el patio
en el patio.

La esperanza
de días templados
con bicicleta
y caligrafía perfecta

no llena
no completa
no aliviana.

Nuestra casa vacía
un jalq’a
nos duele
baila sin música
nos aúlla
en alguna esquina
el silencio
en el alma.

lunes, junio 26, 2006

Nuestro cordón

Tendrías que haber sido mi hijo.
Contenido en mi vientre,
yo
te hubiera parido.

Hubiera enterrado
nuestro cordón
en el fondo del patio.

Después, a la sombra del mango,
hubieras vaciado
mis pechos.

martes, junio 20, 2006

los abrazos

Qué difícil es este océano de los abrazos: sin palabras, somos torpes ballenas y frágiles burbujas.

Hirientes e imperturbables (y desleales) esquirlas de vidrio.

Nos arrastra la marea, nos arranca. Nos aleja. En ese cauce, aunque esté yo abatida, juegan risueños mis cabellos con las olas, dejándose llevar, mecidos y abandonados de sí, livianos de adiós. Pareciera que no es doloroso partir.

Pareciera natural partir.

Un destino de voces rotas, como voces que ya no ambiciono escuchar.

Me pregunto ¿por dónde duele el abandono? Mientras busco la respuesta, abandono. A carcajadas mis cabellos, y yo lejana, distraída, me voy yendo. De repente, soy apenas una ausencia.
Disculpa las heridas: (imperturbable) no quiero volver.

viernes, junio 16, 2006

despertar

lo único malo de los guerreros
es que son mitológicos

la mentira que construimos
para enamorarnos
(como de los mitos)
y pensar
que a su sombra
fresca
segura
podremos cerrar los ojos
(igual que ante los mitos)

y
por fin
reposar

lunes, junio 12, 2006

I.

Soy un mar de círculos.
Los círculos son mi cuerpo
y mi cuerpo es todo sensaciones y recuerdos.
Círculo en mi nariz, el iris y los tobillos.
Círculo de clítoris y ombligo.

Cuerpo exige sumergirse y ser
como si fuera todavía
feto
o plancton primigenio.

Por eso el agua
la cama
el sudor de mi cuerpo
es volver a una misma

abrir los círculos y acurrucarse
pequeña
donde todo comienza y termina
mirar desde dentro
la vida tan ajena tan afuera
que sucede a cada instante.

Como un poeta desbordado
tumbado sobre la hierba
triste de gozo en un día de calor

al sentir el cuerpo
abandonada en el círculo
yo
soy de verdad y soy feliz.

para Alberto Caeiro

jueves, junio 08, 2006

Mis hermanos

A mamá le asustaba que hablara sola. Pensaba que éramos varios los que nos reuníamos a conversar.
Mamá siempre tuvo miedo de los extraños.

A mamá le irritaba que me recluyera en el cuarto. Pensaba que era mejor tenerme a la vista.
Mamá siempre tuvo miedo de mi soledad.

A mamá le angustiaba que cuando yo creciera no diera la talla. Pensaba que el futuro es importante.
Mamá siempre tuvo miedo del hambre.

El hambre, los extraños y la soledad: juntos fuimos paridos.

Ahora mis hermanos aguardan, sonrientes, un silencio mío
para me devorar.

sábado, junio 03, 2006

carrusel

él pide mi cuerpo
como quien pide naranjas
la cena
mis pantuflas, querida

sonríe y espera

yo lavo mi cuerpo cada día
abrazo mis piernas
abrigo su frío entre mantas

llena de caballos
recuerdo que los caballos
comen de mi mano
confiados, inclinan la cabeza
cuando rasco tras sus orejas

él dice
una noche no es
pecado:
sonríe y espera

me llevará apenas hasta el río
sólo una noche
luego mis caballos
¿tendrá él caballos?
solos
cansados
de carrusel, quizá
deberán encontrar
el sendero a casa

no enjuaga mis pies
no almuerza conmigo

no sientas culpa
dice
(está hambriento)
sonríe y espera

una luna no basta
para remontar el río
penetrar bosques
conocer las fieras
¿tendrá él fieras?
las ventanas los otros
que lo habitan

en mi orilla
se impacientan
no quiero
briosos
hombres desordenando
insisten y relinchan
mi cama

mira mi escote
él
sonríe y espera
y espera
y espera