lunes, marzo 15, 2010

Así caminaba

La última vez que estuve en un hospital fue para dar a luz a Francisco. En la ecografía, ya habíamos adivinado la forma de su nariz. Pero en el último chequeo sus latidos se habían escuchado débiles. Al pasar las horas, su vida parecía debilitarse, y finalmente tuvieron que hacerme cesárea.

La primera operación y nació él, hermoso.

Pero después, en los días que siguieron, estaba la herida, gigantesca y amenazante en mi bajo vientre. El dolor punzante de la carne desgarrada. Al bañarme, no podía dejar de sostener mi panza, ahora flácida y vacía: estaba segura de que por aquella boca trágica se me saldrían las tripas.

Así caminaba aquella mujer, en extravío por las calles atardecidas, agarrándose la barriga para no desparramar la entraña desocupada sobre los adoquines.