miércoles, julio 16, 2014

(para Ricardo)

no hay afuera (no hay adentro)
sólo el mundo:
todo está perdido

jueves, julio 10, 2014

Las muertes

Iba en bicicleta y encontré un pájaro muerto contra el pretil de la acera. No lo toqué, pero me detuve y pude mirar escrupulosa todos los detalles: las alas deformes, las plumas rotas, los monstruosos despojos. Era obvio que algún auto lo había golpeado. Un pájaro muerto es un amasijo inútil y desordenado.
Después, en su pequeño cuarto, se lo conté. Por la puerta que daba al polvo de los autos en la calle, habían entrado las moscas, y hacían círculos sobre la cocina.
Siempre había algo para contar en la cama, mientras leíamos sus libros. Aquella habitación miserable encerraba universos que nacían y morían, estrellas luminosas, todo el tiempo. Después, en algún momento, él me pediría que cuando muriese, yo le envuelva el cuerpo tieso y desnudo en una sábana y que así lo sepulte, arropado en la tierra.
Meses después, jadeantes, nos separamos. En el amor, las dentelladas suelen ser profundas y certeras. Ahora y de lejos, todo eso está roto, como aquel pájaro.
Ya en ese tiempo, la gente que pasaba rauda en sus autos, al mirar en ese interior oscuro, apenas nos habrá vislumbrado como un cuerpo deforme y desordenado. Un algo, reventado contra el pretil de la acera.

martes, junio 24, 2014

susurro y promesa

busca, busca


aquí estoy

lunes, junio 23, 2014

También

¿Sabrán los hijos que una también tiene primeros días? ¿Podrán ver a través de sus ojos azorados, el azoro, el miedo y el hambre en los ojos de una?

Y cuando en la noche se detienen, justo antes de dormir ¿sabrán que su madre también fue noche,
y que a veces hubiera preferido no ser?

lunes, mayo 19, 2014

certeza

afuera ladran los perros
y adentro está vacía la habitación del hijo.
podría haber buscado otros dueños,
parir otros niños, pero
los hombres le daban miedo

jueves, abril 17, 2014

Azoro II.

Había sido yo, allá, sola. Sin ver a nadie, hablando para todos. Después escuché mi voz, y mi piel enchinada. Había sido yo, me dije, gigante y monstruosa. Había tenido esa voz, que flotaba en una extraña belleza. Había tenido yo esas palabras. Ay claudia, cómo eres!

lunes, diciembre 30, 2013

principio

recorrerse
el ejercicio de volver
a escucharse

brindo por quien se ha ido

aturdida, como en todos los principios