martes, marzo 30, 2010

Adentro

A tres cuadras de donde vivo hay una piscina (grande, tibia, iluminada con sol). Hoy fui a la siete de la mañana, pero estaba cerrada por mantenimiento.

Ya estuve ahí el domingo. Quiero decir que al principio no podía hacer nada, como si el agua quisiera escupirme para afuera.

Pero después, volvimos a encontrarnos el agua y yo. Como una amante, como una madre, el agua me acariciaba. Agotada en su abrazo, zambullida yo en su vientre.

4 Comments:

Anonymous el caminante said...

Debe ser una mujer maravillosa. Saludos desde Yucatán

10:29 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Y el agua como constante en tu vida, como en mi vida... Siento exactamente lo mismo cuando estoy en el agua... Porque nos sentimos tan unidas al agua? porque salimos de ella? O porque pasamos demasiadas horas de nuestra infancia zambullidas en una piscina?
Marielos

4:34 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

El agua nos renueva y purifica, nos deslizamos hasta que el cuerpo sigue, mientras la mente piensa suavemente, ya sin angustias como si el tiempo transcurriera más lento. (eso siento cuando estoy nadando estilo pecho)

Gracias por seguir escribiendo

Dunia

12:04 p.m.  
Anonymous Ana de lejos said...

Chultín!

4:00 p.m.  

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