Lo que le dije
‘No preguntes nada’, le dije, y él obedeció. Pasó la primera noche, y juró que era yo la más bella.
‘No me pidas nada’, le dije, y él obedeció. Pasó la segunda noche, y me trajo dos hojaldres rellenos de dulce de leche.
‘No esperes nada de mí’, le dije, y él obedeció. Pasó la tercera noche, y me regaló un abanico del otro lado del mar.
‘No me escribas cartas de amor’, le dije, y él obedeció. Pasó la cuarta noche, y me contó de borracheras azules que me hicieron reír.
‘Ya no vengas’, le dije, y él obedeció. Pasé la quinta noche llorando la ternura que, de dientes para fuera, nunca le quise recibir.
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