Del miedo, la guerra y el primer muerto
Es el primer muerto el que transmite a todos la sensación de amenaza. La importancia de este primer muerto como desencadenante de las guerras es fundamental. Los poderosos que quieren desatar una guerra saben muy bien que deben procurarse o inventar un primer muerto. Su peso efectivo en el interior del grupo carece de relevancia. Puede tratarse de alguien sin ninguna influencia especial, incluso de un desconocido. Lo que importa es su muerte y nada más; es preciso hacer creer que el enemigo es responsable de ella. Se ocultan todos los motivos que han conducido a su muerte excepto uno: ha perecido como miembro del grupo al que uno mismo pertenece.
La (…) lamentación que surge de inmediato (…) se abre, por así decirlo: todos los que se sienten amenazados por el mismo motivo se suman a ella. Su modo de pensar y de sentir se convierte en el de una muta (grupo) de guerra.
La guerra, que para estallar se ha servido de uno o pocos muertos, acaba produciendo un número realmente ingente de ellos. Cuando se consigue la victoria, el lamento por estos resulta muy parco en comparación con el lamento por el primer muerto. La victoria, que es sentida como una merma decisiva, cuando no como el completo exterminio del enemigo, resta peso al lamento por los propios muertos. Se los envió como avanzadilla al país de los muertos, adonde ellos mismos arrastraron a muchos más enemigos. Así libraron del miedo a los suyos, que de otro modo no habrían ido a la guerra.
Elías Canetti, en “Masa y poder”, 1960.
La (…) lamentación que surge de inmediato (…) se abre, por así decirlo: todos los que se sienten amenazados por el mismo motivo se suman a ella. Su modo de pensar y de sentir se convierte en el de una muta (grupo) de guerra.
La guerra, que para estallar se ha servido de uno o pocos muertos, acaba produciendo un número realmente ingente de ellos. Cuando se consigue la victoria, el lamento por estos resulta muy parco en comparación con el lamento por el primer muerto. La victoria, que es sentida como una merma decisiva, cuando no como el completo exterminio del enemigo, resta peso al lamento por los propios muertos. Se los envió como avanzadilla al país de los muertos, adonde ellos mismos arrastraron a muchos más enemigos. Así libraron del miedo a los suyos, que de otro modo no habrían ido a la guerra.
Elías Canetti, en “Masa y poder”, 1960.
1 Comments:
"Masa y poder", un libro imprescindible, especialmente en estos tiempos. Muy acertado, Claudia.
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