De manos dadas
Aquellos muchachos golpeándose ¿te acuerdas? ‘Están peleando leal’ dijiste, o algo así, desde el otro lado de la calle donde ellos estaban, y hasta nosotros llegaba el arrastrarse de zapatos, el bufido interrumpido, el miedo disimulado. Había basura y a unos metros, no supimos distinguir si eran varones o mujeres aquellas personas ofreciendo sexo. Calles cercanas al mercado. Noche. ¿Por qué atravesamos eso sin sentir el aliento negro? seguimos lento, y tuve apenas un poquitito de miedo.
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