domingo, febrero 03, 2008

El Vallegrande que nos debemos

Ya comí chamas y galletas, duraznos de partir y de los blancos, quesillo hecho en casa. Ya fui al mercado y me comí una tuna. Tomé leche de vaca. Ya bailé anoche en la plaza música de banda, con mi madre las dos solas entre desconocidos, y una chilchina que nos salpicaba la ropa, la cara, el cabello. Mientras escucho la ovejerita allá afuera, te escribo que ya llegó también hasta mí la orquesta: 'pobre recuerdo muerto...'. Ya olí la tierra y Natalia por la calle, mirando deslumbrada hacia atrás '¡mirá mamá!', la calle retorcida, las casas de tejas viejas y detrás de todo eso, asomando como un gigante, un cerro verde en triángulo casi perfecto. Y vos en todo, y todo eso en vos.

3 Comments:

Blogger Jose Antonio said...

Que lindo. Me has despertado la vallegrandinidad adormecida que llevo en la sangre. Gracias, feliz pachanga.

12:45 a.m.  
Anonymous Anónimo said...

Feliz carnaval, Claudia. Cuando leo tu descripcion puedo hasta oler los lugares donde andas. Y que nostalgia ("saudade" como dicen nuestros vecinos). Ojala que pronto estemos todos, realmente todos, juntos por alla.

11:22 a.m.  
Blogger boris miranda said...

Que feliz haber pasado el carnaval en Vallegrande. Te tengo sana envidia.
¿Qué tal la ambrosia?

4:15 p.m.  

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