El Vallegrande que nos debemos
Ya comí chamas y galletas, duraznos de partir y de los blancos, quesillo hecho en casa. Ya fui al mercado y me comí una tuna. Tomé leche de vaca. Ya bailé anoche en la plaza música de banda, con mi madre las dos solas entre desconocidos, y una chilchina que nos salpicaba la ropa, la cara, el cabello. Mientras escucho la ovejerita allá afuera, te escribo que ya llegó también hasta mí la orquesta: 'pobre recuerdo muerto...'. Ya olí la tierra y Natalia por la calle, mirando deslumbrada hacia atrás '¡mirá mamá!', la calle retorcida, las casas de tejas viejas y detrás de todo eso, asomando como un gigante, un cerro verde en triángulo casi perfecto. Y vos en todo, y todo eso en vos.
3 Comments:
Que lindo. Me has despertado la vallegrandinidad adormecida que llevo en la sangre. Gracias, feliz pachanga.
Feliz carnaval, Claudia. Cuando leo tu descripcion puedo hasta oler los lugares donde andas. Y que nostalgia ("saudade" como dicen nuestros vecinos). Ojala que pronto estemos todos, realmente todos, juntos por alla.
Que feliz haber pasado el carnaval en Vallegrande. Te tengo sana envidia.
¿Qué tal la ambrosia?
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