después
las astillas de sus huesos esparcidas por el suelo. nada nos detiene, dijeron. nadie nos manda. demasiadas banderas: no hubo el filo bajo sus pies. demasiadas canciones: tampoco los gritos. cayendo, supusieron que era el viento. después no hubo.
silente el abismo.
solo seco esquirla.
silente el abismo.
solo seco esquirla.
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