jueves, diciembre 07, 2006

Promesa

Entonces bañarse y abrir la ventana para que salga el vapor, o comprar el periódico y leerlo en el sofá, o que vos querida toques a mi reja y yo salir a abrirte (primera visita), entonces todo eso de repente son pedazos entrañables del día. Ir al mercado y comprar zanahorias y yuca. Almorzar juntos, los míos y yo, en esta nuestra casa.

Hemos vuelto. He vuelto yo a mi espacio. Siempre tuve la sensación de que al volver a mi casa remozada algo maravilloso pasaría.

Aún están los albañiles, golpeando, taladrando cerca de mí. Terminan el sábado, dicen. Sábado. Se anuncia luminoso el sábado en que los buenos augurios se harán presencia y voz, olor.
El sábado, él.

4 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Claudia, que linda manera de volver a encontrarte, un abrazo desde Honduras Oscar Lema

4:21 p.m.  
Anonymous Anónimo said...

Y ojala fuera yo tu primera visita en tu casa remozada! Estamos curiosos.

9:51 a.m.  
Blogger Vania B. said...

Ya pasé por tu casa remozada. El techo se ve hermoso, me imagino que lo de adentro debe estar igual.

Valió la pena el sacrificio.

6:48 p.m.  
Blogger Claudia, hija de Matilde said...

Oscar, qué linda sorpresa. Un abrazo a la distancia.
Male, no importa qué visita seas. Yo te espero igual.
Cápsula del tiempo: fue duro, pero sí, valió la pena. Soy otra.

12:11 p.m.  

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