El espejo
Él colgó sin despedirse, y por eso ella decidió atravesar todos esos kilómetros hasta él. Llegó a su lado sangrante, y cuando él volcó a mirarla, tenía la boca manchada de rojo carne. Y eso que ni siquiera la había besado todavía.
En nuestra lengua la vida, como una chirimoya madura y ansiosa.
1 Comments:
una lágrima está rodando en mi mejilla.
(Elías)
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