lunes, marzo 31, 2008

El espejo

Él colgó sin despedirse, y por eso ella decidió atravesar todos esos kilómetros hasta él. Llegó a su lado sangrante, y cuando él volcó a mirarla, tenía la boca manchada de rojo carne. Y eso que ni siquiera la había besado todavía.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

una lágrima está rodando en mi mejilla.

(Elías)

6:46 p.m.  

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