En vano
“Todo es en vano” le repetía en voz baja intentando convencerla, mientras ella, desesperada, no dejaba de examinar el viejo mapa. “Todo es en vano” por enésima vez, iniciando el silencio, que fue extendiéndose y creciendo como una noche.
En sus ojos, la sombra del desaliento. Y entonces los dos se quedaron quietos.
En sus ojos, la sombra del desaliento. Y entonces los dos se quedaron quietos.
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