sábado, octubre 18, 2008

La belleza

Las manos le lavaron el rostro y las palabras le despertaron el alma dormida. Advierte que las cosas han cambiado de repente. Que ella misma es otra persona.

(…)

La frescura del agua en las mejillas, que ahora le están produciendo sensaciones desconocidas. ¡Sí se siente la belleza! Estas sensaciones nuevas y tiernas no pueden tener otra causa. Así debe de sentir el árbol, en la corteza endurecida y rugosa, la ternura de los retoños que de pronto le reventaron. Así debe de estremecerse la sabana, cuando un día, después de las quemas de marzo, siente que ha amanecido toda verde.

(…)

Ya está cantando el carrao que anuncia la proximidad del día:

-¡Arriba, Marisela! Está fresca el agua del pozo. La enfriaron las estrellas que estuvieron pasando toda la noche sobre el brocal. Todavía quedan algunas en el fondo. Anda. Sácalas con el cántaro y derrámatelas encima. Te dejarán toda limpia, como siempre están ellas.

A un mismo tiempo estaba saliendo el sol y poniéndose la luna, y el palmar se estremecía como un bosque sagrado en el silencio del alba.

El cántaro del pozo baja y sube sin descanso, y el agua subterránea que no conocía la luz corre encandilada por el núbil cuerpo desnudo.

De Doña Bárbara, Rómulo Gallegos

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Que belleza ser tu misma pero con la seguridad enti misma que te da, la vida, saber que aunque te equivoques o te desencuentres...vale la pena vivir para renovarte una y otra vez...
Dunia

2:03 p.m.  

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