Calle Flamboyanes
Un chillido agudo, que se escucha en toda la cuadra, cuando doblando la esquina le tira a toda velocidad, pedaleando rápido, a todo lo que da. Su espalda descubierta, afanando, su pelo al viento. Ríe nerviosa, pero sigue rápido. Aleja los pies de los pedales, abre las piernas completamente hacia afuera, las estira, avanza así, riendo. Los pedales, sueltos, giran desenfrenados. Por fin: Natalia en bici.
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