viernes, abril 17, 2009

Gorki

En la densa atmósfera de la barriada obrera, la sirena de la fábrica dejaba oir diariamente su estridente silbato. A su llamada, iban saliendo de las modestísimas y grises viviendas, gentes malhumoradas, de entumecidos músculos, corriendo como escarabajos asustados. A la fría media luz matinal, marchaban a lo largo de la calle, camino de los altos paredones de la fábrica, que les aguardaba con fría seguridad, y cuyos infinitos ojos rectangulares, amarillentos y viscosos, miraban la calzada, donde los pies chapoteaban en el lodo. Adormiladas voces lanzaban roncas exclamaciones; algunas blasfemias rasgaban el aire, y la entrada de los obreros en la fábrica era saludada con una batahola de sordos ruidos: el trepidar monótono y pesado de las máquinas, y los ingratos chillidos de los escapes de vapor. Dominando la barriada entera se erguían, como enormes mástiles, las altas chimeneas, negras, sombrías y hoscas, cual centinelas.

Este es el inicio de "La madre" , novela de Máximo Gorki

1 Comments:

Blogger Daylín said...

Gracias por compartir. Un espacio muy bonito. Saludos
http://purgantedemente.blogspot.com/

4:03 p.m.  

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