lunes, abril 27, 2009

Un día

Ayer, lo más lindo a la ida y a la vuelta fue cuando uno pasa por esa avenida con jardín al medio, por fuera del cuarto anillo junto a los cañaverales.

Hay árboles a ambos lados, y entre medio del calor de la tarde, sentí como jirones de viento frío y húmedo rozándome el cuerpo sudado. Por los cañaverales, por los árboles quizá, cambiaba el olor en ese pedazo de camino, y olía más a hierba.

También fue lindo la bajada de mi calle, llegando a mi casa, pensar en hacerme un refresco de toronjas frías.