viernes, abril 28, 2006

Útero tibio

Es lindo ver cómo los rayos de sol atraviesan el agua. Como rayos rotos, hasta llegar a mi mano. Los dedos míos moviéndose lentos, flotando, en medio del agua y el sol.

Es lindo ver las partes de mi cuerpo aquí bajo el agua:
cámara lenta de mis piernas pedaleando una bicicleta de burbujas y transparencia
cámara lenta de mis cabellos, viajando en ondas hacia arriba.

Me gusta aquí, sumergida. Los ruidos llegan desde lejos, desde fuera de mí. Salgo y retomo aire sin abrir los ojos. De nuevo hacia abajo. Así, así, más abajo, vamos cuerpo, más abajo. El aire se despide en burbujas temblorosas. Adiós aire.

Más abajo. Mis manos por delante. Mis piernas, los cabellos, vamos flotando en todas direcciones, como un caballito que no sabe que no puede volar, y vuela. En este universo húmedo, mi cuerpo deja de saber muchas cosas. Deja de saber a qué saben las ropas, con sus elásticos y sus etiquetas. Deja de saber a qué saben los cuerpos-otro, con sus olores y sus roces. Deja de saber a qué saben el aire y sus perfumes, los insectos y la grama bajo mis pies.

Sólo agua.

Deja de saber que no puede girar para atrás y luego zambullirse hacia delante. Aspiro más aire. Ahora abajo y más abajo. Despídete aire. Chau aire.

Deja de saber que las piernas deben ir hacia abajo y la espalda permanecer recta. Pueden pasar mis manos entre las piernas. Puedo recostarme de espaldas sobre nada y luego girar, los brazos vivos, manoteando el agua.

Apártate agua que deseo pasar. Ven hacia mí que quiero avanzar. Soy un pez, soy aletas y agallas. Aspiro más aire. De nuevo para abajo. Vamos cuerpo, un poco más. Haremos giros y un impulso destornillador, un giro fortísimo hacia arriba. Vamos, no te canses. Chau aire, eso es.

Dueña de mí, se aleja derrotada la gravedad. Para arriba no. Vamos piernas, vamos brazos, hacia abajo. Está cansado, este cuerpo pequeño de volteretas y tibiezas. No te canses, no te canses, ven, un giro más.

¿El aire? No, ven, sigamos aquí, debajo, arrebujados en el agua, todo azul, todo en cámara lenta. Te gusta, te quedas quieto.

Descansa cuerpo.

Eso, cierra los ojos, flota, sshhh ¿ves que es lindo? Cuerpo, mi cuerpo, descansa pequeño. Una canción de cuna: cuerpo mi cuerpo, descansa pequeño. ¿Qué importa todo? ¿Para qué emerger? Todo es calma entre nosotros. Basta el agua para ser feliz. Y la fuerza tibia recorriendo mi espalda, los muslos, mis nalgas. Chau aire, no sabía que seguías aquí. Adiós, adiós, vámonos a dormir: cuerpo mi cuerpo, descansa pequeño.

Va cayendo, flotando en cámara lenta hacia el fondo, las manos quietas, lamiéndome los últimos rayos del sol, será como un lecho, suave y seguro. Nada importa, descansa cuerpo. Déjate caer suave, déjate llenar también por dentro. Y una mano caliente me toma de la cintura. Una mano grande y ajena, dos manos, dos brazos, me jalan, me chupan, me elevan. Aquí está tibio. Dos brazos me arrastran, me toman, me encumbran. Sss, saliendo del agua, rompiéndose el agua, me libera del útero tibio, me roba del útero tibio, me exilia del útero tibio.

‘¿Qué pasó?’ pregunta papá. Abro los ojos entre sus brazos. Miro su rostro y los vuelvo a cerrar. Cuerpo pequeño ¿qué pasó? no sé, no sé, solamente queríamos entrar. Entrar. Entrar.

1 Comments:

Blogger Claudia, hija de Matilde said...

Sí Carlatania, siento que el agua nos recibe como una madre, y nos arrulla...

10:18 a.m.  

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