Cielos
He vuelto de Cochabamba, ciudad que tiene un cielo. También tiene un sol, y nubes, sorprendentes nubes que cambian de formas y se combinan. Pueden ser blancas u oscurecerse y llenarse de agua. A veces, llueven (y corrimos tras los aleros, yo por no mojarme, él tras la lluvia). Otras veces, al atardecer, se hacen redondas y dejan que el sol lama sus panzas, amarillas y entregadas.
Mi ciudad, en cambio, ha rifado su cielo, y la luna roja, y el sol ofuscado, son nuestra verguenza.
Mi ciudad, en cambio, ha rifado su cielo, y la luna roja, y el sol ofuscado, son nuestra verguenza.
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