I.
Soy un mar de círculos.
Los círculos son mi cuerpo
y mi cuerpo es todo sensaciones y recuerdos.
Círculo en mi nariz, el iris y los tobillos.
Círculo de clítoris y ombligo.
Cuerpo exige sumergirse y ser
como si fuera todavía
feto
o plancton primigenio.
Por eso el agua
la cama
el sudor de mi cuerpo
es volver a una misma
abrir los círculos y acurrucarse
pequeña
donde todo comienza y termina
Los círculos son mi cuerpo
y mi cuerpo es todo sensaciones y recuerdos.
Círculo en mi nariz, el iris y los tobillos.
Círculo de clítoris y ombligo.
Cuerpo exige sumergirse y ser
como si fuera todavía
feto
o plancton primigenio.
Por eso el agua
la cama
el sudor de mi cuerpo
es volver a una misma
abrir los círculos y acurrucarse
pequeña
donde todo comienza y termina
mirar desde dentro
la vida tan ajena tan afuera
que sucede a cada instante.
Como un poeta desbordado
tumbado sobre la hierba
triste de gozo en un día de calor
al sentir el cuerpo
abandonada en el círculo
yo
soy de verdad y soy feliz.
la vida tan ajena tan afuera
que sucede a cada instante.
Como un poeta desbordado
tumbado sobre la hierba
triste de gozo en un día de calor
al sentir el cuerpo
abandonada en el círculo
yo
soy de verdad y soy feliz.
para Alberto Caeiro
8 Comments:
hacía días que no podía venir a visitarte, me acabo de dar una zambullida por tus letras y me voy complacido.
besos
¿Puedo ser brutal, quiero decir, sincero? Quiero comentar lo que publicaste en "Opinión" ayer.
Gracias Jorge Angel. Sos siempre bienvenido.
Ciclista: puedes ser sincero, a pesar del miedo (el mío y el tuyo). Un beso
Claudia
La frase de tu texto en "Opinión" el domingo anteayer, la que habla de pastos que "pasan y pasan", me agarro de esa frase, y te digo que ahí hay la transmisión de una experiencia, una vivencia, no sé exactamente cuál sea, cómo habrá sido, porque no elaboras la descripción, no cuentas más. Me gustaría leer más sobre eso.
¿Dónde va lo sincero que adelanté? Permitile a este hombre que leyó tus "Abismos" pedirte, además, que los rehagas en, digamos, cien palabras, hasta en doscientas. Podrías ganar concreción.
Tercera cosa: la referencia a caballos me hizo recuerdo al cuento "Verano" de Cortázar, en "octaedro".
Leé mi blog: http://ciclistasdelvalle.blogspot.com/
Tu voz terrenal revela y contagia un deleite único en el sentir la vida y la muerte en su simbiosis natural. Sentirla con los poros, con los tobillos, con el olfato, con los cabellos.
Hoy siento que eres el guardador de rebaños tumbado sobre la hierba, te quiero y te envidio: Sabes la verdad y eres feliz.
Hola Ciclista! agradezco tu ánimo sincero para compartir la lectura que hiciste de mí. Esa es una de las bendiciones que el blog nos ofrece.
Entré a tu página, y me gustó mucho. Hay una suerte de cotidianidad, de retratar las horas pequeñas que cada uno transita. Eso me gusta: yo no he sido capaz de elaborar ese tipo de discurso todavía.
Respecto a la vivencia que percibes, es verdadera. Pero también está cubierta de más y más pasto de tantos días que me separan de ella. De niña cabalgué mucho, o por lo menos yo siento que cabalgué mucho. Permíteme postergar tu desafío para más adelante. Mi corazón anda medio raro estos días, y no quiero confundirlo más. Pero el desafío queda.
Gracias de nuevo. Un abrazo.
Mujer habitada, me pillaste. ¡Qué alegría que hayas encontrado la fuente! Gracias por tu visita, te envío un beso cariñoso... y feliz.
Claudia, el poema me deja perplejo y me regresa a los modos brasileños de sentir la vida. Recuerdo una canción de Vinicios de Moraes: "Un viejo calzón de baño, la tarde para vagar, el mar que no tiene tamaño y una alegría en el aire". Se llama Tarde en Itapoa. Tiene que ver con el cuerpo dejándose llevar, y siendo el centro del círculo que sos vos mismo.
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