miércoles, octubre 04, 2006

Gata

Gata otra vez. Las gitanas de las panderetas husmean el viento y suspiran sin nostalgia (comen de la mano pero persisten en sus cantos de bruja). Al atardecer anudarán el ancho ruedo de sus faldas, muslos de bruma, y se inclinarán para desarmar sus carpas.

¿Sabrá el dueño de estas tierras que los colores también tienen pies, y que se marchan?

Terminará la gata de lamerse el vientre, ahíta de sueño y de almohada caliente, y aguzará otra vez el olfato y las letras. Trepará otros muros, otras enredaderas. Buscará cansada un tejado más amable, que sin dejar de ser rojo, la proteja de tanta tormenta.