martes, marzo 27, 2007

De su mano

¿Cómo se dice un niño que avanza por la avenida llevando de la mano a un hombre?

Seis de la tarde, en el cruce del canal Isuto y la Cristóbal de Mendoza. Delante mío, este niño y este hombre. Tendrá unos nueve años. Tendrá él más de cincuenta. Camisa cuidadosamente metida en el pantalón. Cabello largo, ondulado, bien cepillado (limpio).

El tráfico no se detiene (¿por qué tendría que detenerse?), son las seis de la tarde y todos quieren volver. Delante mío ellos dos esperan. ‘Espere espere que vienen más’, murmura el niño al hombre que pende de su mano, y el hombre mantiene las rodillas dobladas, como un perro a punto de saltar. ‘Vamosvamosahoraapure apúresequevienenrápido’, adivina el hombre que el pretil de la acera es más alto que la calzada y prepara sus piernas para la bajada, bajan sus piernas y avanzan ‘apureapure queyavienen’. Todavía están lejos, los miro y calmo yo el paso.

Pero ellos siguen rápido, el hombre pasos cortos y las piernas torpes (pasos de tímido), como marchando, como cruzando pitas invisibles tendidas a lo largo de la avenida, se elevan inútiles las rodillas del hombre, cruzan nerviosas pero ágiles el segundo anillo (viene un micro, viene una camioneta, bocinean), hasta encontrar la otra acera, sin que el niño se lo haya dicho, y entonces las rodillas exageradas encuentran la razón de su ridiculez (calzan perfectas sobre el pretil, al otro lado del asfalto negro y apurado).

¿Cómo se dice un hombre entregado a un niño? Un hombre de pasos pequeños y cuerpo siempre en vilo.

Un hombre pulcro sube al micro, detrás de él un niño, y el hombre conoce la puerta, conoce las escaleras repetidas, busca un soporte, tantea el aire buscando asiento.

¿Se dice ‘un ciego’?
Se dice ‘un hombre de la mano de un niño’.

2 Comments:

Blogger Raúl said...

El final inesperado es excepcional. Aunque breve (o quizás por ello) es literatura pura. Hace tiempo que no leía a un(a) boliviano(a) que escribiera tan bien.

9:03 a.m.  
Blogger la mujer habitada said...

Es que, realmente, leerte es quererte.

Hermoso texto, con una sensibilidad de madre y lucidez de niño, hoy, también estuve en el cruce del Isuto con la Cristobal de Mendoza. Hoy, también los ví.
Hoy, te quiero mucho. Mucho.

8:29 p.m.  

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