lunes, marzo 26, 2007

Desde la flota

Prohibido mirar, porque ni bien se detiene el bus, lo rodea el repiqueteo de los orines de los hombres urgidos (el mundo entero es un baño). Todos (incluidas las que pagamos un peso de papel manoseado y hedor espeso) circulamos embotados de sueño y pies hinchados.

Sólo cuando volvamos a la marcha, el pasajero adelante abrirá la ventana y entrará la noche (cielo negro, árboles dormidos), eximida de los fluidos humanos.