lunes, marzo 31, 2008

El espejo

Él colgó sin despedirse, y por eso ella decidió atravesar todos esos kilómetros hasta él. Llegó a su lado sangrante, y cuando él volcó a mirarla, tenía la boca manchada de rojo carne. Y eso que ni siquiera la había besado todavía.

Posibilidad

A veces se preguntaba si lo que entonces tenía le hubiera alcanzado ahora. Casi siempre, la respuesta era no. Pero otras veces, pensaba que tal vez sí. Que no sabía si le hubiera alcanzado. Sucedía cuando alguna vieja amiga de repente le escribía, como volviendo del pasado (aquel pasado), para contarle que estaba cumpliendo su sueño (el de su amiga y el suyo propio, en ese entonces). ¡Ah, las palabras! se recordaba cada cierto tiempo, ella misma, recorriendo el camino tantas veces repetido, esa última vez para despedirse, rogándole a la magia poder volver, prometiéndose volver. Y jamás había vuelto. Pero su amiga sí, una y otra vez. Y cuando sabía que volvía, ella no podía evitar preguntarse, un poco miedosa, si le hubiera alcanzado eso, la repetición y la palabra, la repetición y la palabra, la palabras saliendo de su cuerpo y su cuerpo saliendo de las palabras. ¿Ya hubiera sido feliz? ¿O seguiría como ahora, yendo hacia algún lado, dudando de llegar? Parecía su amiga estar llegando, pero eso le parecía a ella. Qué diría su amiga, metida como estaba en su propio camino. Y cuál era el camino de ella. Qué cosas estaría dejando de ver, por andar metida en aquel sendero limitado y descolorido.
Eso se preguntaba aquellas veces, por un rato. Después decidía no pensar, porque en realidad tenía mucho miedo de encontrar la respuesta.

jueves, marzo 27, 2008

después

las astillas de sus huesos esparcidas por el suelo. nada nos detiene, dijeron. nadie nos manda. demasiadas banderas: no hubo el filo bajo sus pies. demasiadas canciones: tampoco los gritos. cayendo, supusieron que era el viento. después no hubo.
silente el abismo.
solo seco esquirla.

jueves, marzo 20, 2008

...

luna rueda
beso
luna vientre
órbita
luna él

miércoles, marzo 12, 2008

Llegando

De la cartera de asas cortas saca la mano una moneda, y la echa al sombrero blanco de lana de oveja. Desde abajo, una boca verde murmura algo en quechua. La mano vuelve a la cartera y saca otra moneda, más pequeña, que deposita también en el sombrero.
Horas después, al desandar el camino, sigue aquel sombrero extendido desde algún rincón de la calle.
Así va creciendo la rabia, hasta el desborde. Cuando termine de llegar, famélica, no la detendrá tu gesto, ni la cartera: al devorarte, empezará por tus manos.

viernes, marzo 07, 2008

Recién llegado

Estamos perdidos, le dije a mi hermana aquella noche, cuando no pudimos encontrar el camino. Estamos perdidos, Mariana. No decía nada ella, que caminaba detrás de mí. Yo mirando los árboles, intentando reconocerles el tronco. Pero no eran los míos esos árboles mudos.

Qué fácil es perderse cuando uno es recién llegado. Mariana y yo no nos habíamos dado cuenta, hasta que supimos. Latía nuestra frente y el pulso se acortaba. Las hojas aplastadas a nuestros pies.

Y dejamos de ser, siendo cada vez más pequeños, al sabernos descaminados. Tal vez hubiera sido mejor aunque sea perdernos, pero sin saber que nos habíamos perdido.

lunes, marzo 03, 2008

El gallo nigüento

Esta es la historia de la vaca Gloria:
se murió la vaca, se acabó la historia.

Te voy a contar del piojo Alfredo:
vivía feliz, hasta que lo aplastó un dedo.

Y está también la del chulupi Alberto:
lo pisaron hasta que lo creyeron muerto.

Después, pasó esto que es muy cierto:
abrió un ojo, limpió su pata y se fue contento.

En otra te cuento la del cuervo:
ahurita no, porque no me acuerdo.

Ahí te dejo, porque me voy a la cama.
Te enviaré besos por mi ventana.

Sandalias

Cuando Francisco llega a la casa de Matilde, se saca las sandalias, las deja tiradas al borde de las gradas. Natalia tarda, pero después también camina descalza el polvo terco de los albañiles.
Cae la noche. Las sandalias de Francisco, uno de los tiros despegados, la suela abierta y tierra entre medio y en todo, siguen en el mismo lugar. Pero si tenía unas nuevas, dónde están. ¿O no? ¿Tenía o no tenía?